Semanario de Sucesos y Noticias

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miércoles, 18 de enero de 2017

Se cumplen dos años de la muerte del Dr. Natalio Alberto Nisman

Por Raúl Enrique Bibiano

Han transcurrido 2 años desde el hallazgo del cadáver del Fiscal del atentado a la AMIA, Dr. Natalio Alberto Nisman.




LA MEJOR FORMA DE HOMENAJEARLO, 
ES ESPERAR EL PRONUNCIAMIENTO DE LA JUSTICIA.

lunes, 16 de enero de 2017

Misteriosa enfermedad invade Nordeste del Brasil

Por Raúl Enrique Bibiano


Misteriosa enfermedad en el mundo, ahora también arribó al Brasil. Es llamada "enfermedad de la orina negra" y ya se cobró 2 vidas.



Respecto de esta extraña enfermedad, apareció en Japón en 2008 y 2014, también hubo brotes en Francia en 2008 y 2010 y así mismo ocurrió en Dinamarca en 2014.

Lo cierto es que recientemente, esta misteriosa enfermedad se apareció en el Estado de Bahía, en el noreste del Brasil, donde se dieron nada menos que 52 casos, de los que al menos 2 afectados fallecieron sin que sea resuelto el verdadero origen de sus enfermedades.

La ciudad más afectada por esta extraña epidemia, es Salvador, capital de Bahía.

Fue allí, donde se ha dado el mayor número de casos de esta sospechosa enfermedad, cuyo registro alcanzó a 50 afectados, a los que se sumaron otros casos con manifestaciones sintomáticas similares en las localidades de Vera Cruz (1 caso) y en Lauro de Freitas(1 caso). Estas dos localidades son cercanas a la Ciudad de Salvador. 

Dichos brotes aparecieron en la primer semana de diciembre de 2016 y fueron apareciendo los otros casos que se fueron sumando hasta llegar a 52 misteriosos casos de una enfermedad con características inusuales y desconocidas.

Conforme la Secretaría de Salud de Bahía, se encuentran monitoreando y analizando los sospechosos casos y que entre los 44 ya investigados, 43,(97%) presentan dolores musculares intensos de início súbito, 21 (47%) orina oscura, 19(43%) dolor leve al tacto corporal, y 16 (36%) dolores articulares y fuerte sudoración.

Ahora esta misma enfermedad acaba de atacar en el Estado de Ceará,  al nordeste del Brasil:

De acuerdo a un documento emitido por la Secretaría de Salud del Estado de Ceará, ellos se encuentran investigando 3 casos recientes, surgidos en Fortaleza, donde con la misma sintomatología que los casos en Salvador, Bahía, internaron a 3 pacientes.

Según lo que surge de la nota técnica divulgada por la Secretaria de Salud de Ceará en su espacio web, los las señales y síntomas presentados por estos 3 pacientes, son: Dolores musculares intensos de comienzo súbito, principalmente en la región cervical, los miembros superiores e inferiores con más la mudanza de coloración de la orina, variando de rojo oscuro a castaño. Ninguno de los 3 pacientes ha presentado fiebre, cefalea, artralgia o exantema.

La propia Secretaría de Salud de Ceará, está realizando una exhaustiva investigación y monitorea estos casos misterios de los que ha enviado muestras al laboratorio central de la Secretaría de Salud del Estado de Bahía, con el fin de determinar si estos 3 casos guardan similitud con los 52 casos que se investigan en la ciudad de Salvador y adyacencias y con el afán de descubrir que tipo de enfermedad es la que tienen entre manos.

A los fines de documentar esta información, Argentina iNside News acompaña testimonios que son de relevante importancia informativa, extraídas de las propias Secretarías de Salud de Bahía y de Ceará. 
SOBRE LOS CASOS EN EL ESTADO DE BAHÍA, BRASIL.


































Fuente: http://www.saude.ba.gov.br          

                                                        NOTA TÉCNICA CIENTÍFICA




                                      SOBRE LOS CASOS EN EL ESTADO DE CEARÁ, BRASIL


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domingo, 15 de enero de 2017

El fantasma de la fiebre amarilla acecha nuevamente

Por Raúl Enrique Bibiano

"Prevenir no es alterar ni amedrentar a la opinión pública". Prevenir es poner a resguardo los intereses supremos del ser humano ante una situación límite, en la que puede verse en alto riesgo, el destino, la fortuna, la salud o un riesgo de vida de la ciudadanía en forma particular o en general.
A todos, deseo prevenirlos. Porque podríamos tener un rebrote de Fiebre Amarilla... después de 146 años en argentina.
<<Aunque en realidad, la responsabilidad de ello recae en las máximas autoridades de la Nación, quienes en definitiva, tienen la obligación funcional para evitar riesgos a nuestras vidas.>>

La Fiebre Amarilla es una enfermedad infecciosa grave, causada por un virus transmitido por mosquitos, en áreas urbanas, suburbanas, rurales o forestales. Los principales vectores son los mosquitos Haemagogus y Sabethes, aunque en las áreas urbanas y suburbanas, el mayor vector es el Aedes Aegypti.

Ante la actual situación de un rebrote de Fiebre Amarilla en el vecino país Brasileño, resulta lógico, mantenernos en máxima alerta, para evitar que terminemos afectados por una grave enfermedad  que podría reavivarse en nuestro país.

Bien es sabido que en Argentina, siempre optamos por pensar que no nos sucederá lo que le sucede a otros... "Pensamiento arrogante, propio de nuestro engrupimiento natural", pero que debemos asumir y no olvidar que hace 146 años, nos ocasionó la pérdida de más de 14.000 vidas humanas.

Desde hace varios días, un rebrote de Fiebre Amarilla en Brasil, por un caso importado de Angola, da la pauta del peligro que nos acecha por estos días. Solo pensar en las grandes posibilidades que un viajero ingrese infectado con el virus de la fiebre amarilla a la Argentina, nos ocasionaría un terrible desenlace... No es pesimismo ni es ser agorero, es ser realista, sobre algo que está más allá de cualquiera sea el deseo de que algo nunca vuelva a sucedernos en materia de fiebre amarilla.

Aunque Brasil todavía no ha lanzado un resultado concreto y solamente habla de casos "sospechosos" la realidad se contrapone en medio de los resultados prácticos, que dan cuenta que las muertes y los casos se han quintuplicado en solo 4 días en Minas Gerais. A mayor abundancia, y aunque en el presente informe de la Organización Mundial de la Salud, que luce aquí debajo, no lo actualizaron aun, dado que la fiebre amarilla avanza a pasos agigantados, los casos aumentaron drásticamente y en el Estado vecino a Minas Gerais, Espirito Santo, ya han dado la preocupante  información desde las más altas esferas de ese gobierno, respecto a la muerte de primates que en un abrir y cerrar de ojos, ascendieron de apenas 10 casos, a 80 muertes de animales que despertaron una enorme preocupación en el área del gobierno estatal y federal.

Por estas razones, se torna indispensable e ineludible que la ciudadanía concurra de inmediato a los centros y hospitales a vacunarse contra la fiebre amarilla y evitar así, morir a causa de esta grave enfermedad mortal, llegado el caso que un viajero nos sorprenda con la importación del virus.

Que se desprende del presente informe de la Organización Mundial de la Salud:
Brasil confirmó seis casos de fiebre amarilla durante 2016 y el número de epizootias, especialmente en el estado de São Paulo, durante 2016 aumentó considerablemente en comparación a los años anteriores. En efecto, desde el inicio del año y hasta el 12 de diciembre de 2016 en el estado de São Paulo se notificaron 163 epizootias en primates no humanos (PNH) con un total de 227 animales afectados. Hasta la fecha de elaboración de este informe un total de 16 epizootias (correspondientes a 24 PNH) fueron confirmadas y otras 35 fueron descartadas. Las restantes continúan bajo investigación. 

El 6 de enero de 2017, el Centro Nacional de Enlace (CNE) para el Reglamento Sanitario Internacional (RSI) de Brasil notificó a la Organización Panamericana de la Salud, Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud (OPS / OMS) la ocurrencia de 23 casos sospechosos y probables de fiebre amarilla, incluidos 14 defunciones, ocurridos en 10 municipios de Minas Gerais (Figura 2). La fecha de inicio de síntomas del primer caso es del 18 de diciembre de 2016. En 12 casos en los que la información está disponible, todos son del sexo masculino, residentes de área rural, con una mediana de edad de 36,6 años (rango de 7 a 53 años). La investigación se encuentra en curso. 







Argentina no está ausente. El Ministerio de Salud de la Nación, ya tiene previsto en su sitio Web, el espacio Salud del viajero, donde  alerta sobre la Fiebre Amarilla y advierte respecto a la necesidad de vacunarse. Ministerio de Salud de la Nación Argentina: Alerta Fiebre Amarilla



sábado, 14 de enero de 2017

Argentina ya mismo debería declarar el ALERTA SANITARIA

Por Raúl Enrique Bibiano



En pleno siglo XXI, las epidemias pueden transformarse en pandemias mucho más rápido el tiempo de los políticos para tomar decisiones de urgencia.

Tras la reciente epidemia declarada en el Estado de Minas Gerais, Brasil, por más de 113 casos confirmados de FIEBRE AMARILLA que ha ocasionado nada menos que sus primeros 48 muertos y teniendo en cuenta la cantidad de Argentinos veraneantes en el país vecino, Argentina debería declarar el "ESTADO DE EMERGENCIA"

No suceda como ocurrió en el año 1870 y 1871 donde entonces, con menos población, en Buenos Aires, fallecieron al menos 14.000 personas por la grave epidemia de Fiebre Amarilla. Ello sin contar con aquellos que murieron en su intento de escapatoria hacia europa y murieron a bordo de navíos en alta mar.

LA SITUACIÓN EN BRASIL AHORA:

Recientemente, el Gobernador del Estado de Minas Gerais, Pimentel, ha decretado el estado de emergencia sanitaria por el avance de los casos de fiebre amarilla en su estado proveniente de las áreas rurales que ya afecta a 152 ciudades.

El pasado 9 de enero, la Secretaría de Estado de Salud Pública (SES-MG) divulgaba un boletín oficial en el que daba cuenta que la cantidad de muertos era 23, pero dos días después, lanzaba un nuevo boletín dando cuenta que ese número se incremento a 48 muertes por causa de la fiebre amarilla.

La información del gráfico tiene un valor evolutivo que demuestra dos realidades: Una la que desde el propio gobierno minimizan y otra que da cuenta de la realidad ineludible. Una realidad que da cuenta del rápido avance de una epidemia que podría transformarse descontroladamente en una pandemia.

No por azar, los Estados de Santa Catarina, Sao Paulo, Espírito Santo, Rio de Janeiro, Bahía, comenzaron de inmediato una exhaustiva labor de prevención y vacunación contra la fiebre amarilla... Tampoco que el Gobernador de Minas Gerais, disponga con suma urgencia ayer, la suma de R$ 26 millones para organizar un fuerte operativo sanitario contra la fiebre amarilla.

El asunto es más delicado de lo que muchos imaginan. En pocos días, la situación avanzó a gran velocidad, quintuplicándose en tan solo 4 días la cantidad de afectados y de fallecidos por causa de la fiebre amarilla. 

Este viernes la cifra ya había adicionado 3 casos más a los que mantenía hasta el atardecer y la cantidad de muertes también se incrementó de forma tal, que en las próximas horas podría aun crecer mucho más. Inclusive se detectó la muerte de 10 monos como producto de fiebre amarilla.


Cabe recordar los antecedentes de la epidemia de fiebre amarilla en argentina de 1870/71 en cuyo avance, las autoridades ignorantes, minimizaban la realidad pero, que luego no pudieron ocultar como factor de fatalidad.


Desde principios del año 1870 se había tenido noticias en Buenos Aires de un recrudecimiento de la fiebre amarilla en Río de Janeiro. En el mes de febrero, y nuevamente en marzo, se logró evitar el desembarco de pasajeros infectados que llegaron en dos vapores desde esa ciudad.

No obstante, el presidente Sarmiento vetó el proyecto de extender la cuarentena a todos los buques procedentes de esa ciudad y en una oportunidad ordenó autorizar el desembarco de los pasajeros de dos buques provenientes de Río de Janeiro y la prisión del médico del puerto de Buenos Aires por haberlo impedido.

Por ello, a esta altura de los acontecimientos, el Gobierno Nacional debería comenzar ya mismo a tomar todos los recaudos que hagan estar en alerta a las autoridades sanitarias de Argentina y redoblar la atención de todo el aparato de la Salud Pública a nivel nacional.

Comenzar a adoptar medidas de control sanitario para los viajeros que lleguen desde Brasil como turistas o de quienes retornan del país vecino por la razón que fuere. Máxime quienes lo hacen como regreso de vacaciones.

En Buenos aires llegaron a morir 500 personas diariamente por la fiebre amarilla en 1871... Como podemos apreciar en el gráfico, los casos de cuadruplicaron en tan solo 4 días. Solo una una epidemia logra que ello suceda y no debemos ignorar los serios riesgos a los que nos exponemos y a los que nos exponen potencialmente negando la realidad. No nos olvidemos cuando los políticos nos decían que la inseguridad era solo una sensación, o que la droga no existía en argentina... 

Aquí estamos hablando de una cuestión que va más allá de meras especulaciones, hablamos de la salud de millones de habitantes de la República Argentina y de miles de extranjeros que habitan en nuestro suelo patrio.

viernes, 13 de enero de 2017

Fiebre Amarilla: "La peor epidemia en Argentina de todos los tiempos"

Por Raúl Enrique Bibiano


Segmento histórico de la terrible epidemia de fiebre amarilla de 1.871 en Buenos Aires con un total de 14.000 víctimas fatales en poco tiempo


Monumento a las víctimas de la epidemia de fiebre amarilla en Buenos Aires de 1.871
Erguida en el centro del actual Parque Ameghino - ex Cementerio del Sur.

En 1871 convivían en la ciudad de Buenos Aires, el Gobierno Nacional, presidido por Domingo Faustino Sarmiento, el de la Provincia de Buenos Aires, con el gobernador Emilio Castro, y el municipal, presidido por Narciso Martínez de Hoz: no existía aún el cargo de Intendente, creado 9 años después al federalizar la ciudad; estos tres gobiernos tenían enfrentamientos políticos y jurisdiccionales.

Situada sobre una llanura, la ciudad no tenía sistema de drenaje, salvo el caso particular de unos pocos miles de habitantes que obtenían agua sin impurezas gracias a que en 1856, ante una propuesta de Eduardo Madero, el Ferrocarril Oeste decidió aumentar el calibre del caño que transportaba agua desde la Recoleta, donde estaban los filtros que servían para quitar las impurezas del agua que se utilizaba para el buen funcionamiento de las locomotoras a vapor, hasta la Estación del Parque, para poder así satisfacer también la demanda de agua de los vecinos.

Para el resto de la población, la situación era muy precaria en lo sanitario y existían muchos focos infecciosos, como por ejemplo los conventillos, generalmente habitados por inmigrantes pobres venidos de Europa o afroargentinos, que se hacinaban en su interior y carecían de las normas de higiene más elementales.

Otro foco infeccioso era el Riachuelo (límite sur de la ciudad) convertido en sumidero de aguas servidas y de desperdicios arrojados por los saladeros y mataderos situados en sus costas. Dado que se carecía de un sistema de cloacas, los desechos humanos acababan en los pozos negros, que contaminaban las napas de agua y en consecuencia los pozos, que constituían una de las dos principales fuentes del vital elemento para la mayoría de la población.

La otra fuente era el Río de La Plata, de donde el agua se extraía cerca de la ribera contaminada y se distribuía por medio de carros aguateros, sin ningún saneamiento previo.

La ciudad crecía vertiginosamente debido principalmente a la gran inmigración extranjera: para esa época vivían tantos argentinos como extranjeros, y estos últimos sobrepasarían a los criollos pocos años más tarde. El primer censo argentino de 1.869 registró en la Ciudad de Buenos Aires 177.787 habitantes, de los cuales 88.126 (49,6 %) eran extranjeros; de estos 44.233 (la mitad de los extranjeros) eran italianos y 14.609 españoles. Además de los conventillos mencionados, sobre 19.000 viviendas urbanas, 2.300 eran de madera o barro y paja.

Además de las epidemias de fiebre amarilla, en 1.867 y 1.868 se habían producido varios brotes de cólera, que habían costado la vida a centenares de personas y también estaban relacionados con la Guerra de la Triple Alianza, entre cuyos combatientes había causado varios miles de muertos.

Frente a esa situación, el censo antes citado indicaba que en Buenos Aires había apenas 160 médicos, menos de uno por cada 1.000 habitantes. Las instituciones públicas no estaban preparadas para hacer frente a las consecuencias de las deplorables condiciones higiénicas en que se encontraba la ciudad.

Desde principios del año 1870 se había tenido noticias en Buenos Aires de un recrudecimiento de la fiebre amarilla en Río de Janeiro. En el mes de febrero, y nuevamente en marzo, se logró evitar el desembarco de pasajeros infectados que llegaron en dos vapores desde esa ciudad.

No obstante, el presidente Sarmiento vetó el proyecto de extender la cuarentena a todos los buques procedentes de esa ciudad y en una oportunidad ordenó autorizar el desembarco de los pasajeros de dos buques provenientes de Río de Janeiro y la prisión del médico del puerto de Buenos Aires por haberlo impedido.

A fines de ese año se declaró una epidemia de fiebre amarilla en Asunción del Paraguay, donde la población vivía en un estado de pobreza extrema.

La Guerra de la Triple Alianza había finalizado recientemente con la derrota de Paraguay y los diarios locales atribuyeron la epidemia a la llegada de algunas decenas de soldados paraguayos prisioneros que habían sido repatriados desde el Brasil.

La población, debilitada por el hambre, tenía pocas posibilidades de resistir la epidemia y se llegaron a registrar veinticinco muertes por día, no existiendo registros del total de víctimas.

Dos hechos facilitaron la entrada de la epidemia a la Argentina: por un lado, tras la muerte de quince de sus hombres, el general Julio de Vedia evacuó centenares de soldados desde Villa Occidental (situada frente a Asunción) a la ciudad de Corrientes, y así la enfermedad llegó a territorio argentino.

Por otro lado, algunos diarios, como el The Standard de Buenos Aires, consideraron que no se trataba de fiebre amarilla sino de afecciones gástricas, y que el número de muertes diarias no eran alarmantes, lo que contribuyó a que no se tomara recaudo alguno para prevenir su traslado a la capital argentina.

Durante la guerra, la ciudad de Corrientes había sido el centro de comunicación y abastecimiento de las tropas aliadas, incluidas las brasileñas, de modo que no es seguro que la enfermedad haya llegado desde el Paraguay. En esta ciudad de 11.000 habitantes, murieron de fiebre amarilla alrededor de 2.000 personas entre diciembre de 1.870 y junio del año 1.871.

La mayor parte de la población huyó, incluyendo el gobierno completo; hasta tal punto estaba abandonada la ciudad que un ciudadano llamado Gregorio Zeballos entró por su cuenta al despacho abandonado de la Casa de Gobierno y se hizo cargo en forma provisoria de la gobernación sin que nadie se le opusiera.

Otras poblaciones de la provincia de Corrientes sufrieron el castigo de la enfermedad, como San Luis del Palmar, Bella Vista y San Roque, que sumaron unas quinientas víctimas más.
A lo largo de la Guerra de la Triple Alianza, sucesivos grupos de combatientes arribaron a Buenos Aires. Estaban formados principalmente por oficiales, y correctamente controlados desde el punto de vista sanitario.

En cambio, durante el año 1.870 y a principios de 1.871 llegaron directamente desde Asunción y Villa Occidental grandes contingentes que no habían sido sometidos a ningún recaudo sanitario ni cuarentena.

Aunque las estadísticas no lo recuerdan, se da como fecha de iniciación de la epidemia el 27 de enero de 1871 con tres casos identificados por el Consejo de Higiene Pública de San Telmo.

Las mismas tuvieron lugar en dos manzanas del barrio de San Telmo, lugar que agrupaba a numerosos conventillos: las viviendas en las calles Bolívar 392 y Cochabamba 113, fueron los primeros focos de iniciación y propagación. En Bolívar 392, un pequeño inquilinato de ocho cuartos, el italiano Ángel Bignollo de 68 años de edad y su nuera Colomba de 18, contrajeron la enfermedad, siendo asistidos por el doctor Juan Antonio Argerich, quien no pudo evitar sus muertes.


En el certificado de defunción Argerich expresó que el deceso del primero se debió a una gastroenteritis, y el de la segunda a una inflamación de los pulmones. Ese diagnóstico, expresado erróneamente a sabiendas, tuvo la finalidad de no alarmar a los inquilinos de la casa y a los vecinos del barrio; pero en la notificación que Filemón Naón, comisario de la Sección 14, elevó al jefe de la policía, Enrique Gorman, se consignó que ambos eran casos de fiebre amarilla.

La Comisión Municipal, que presidía don Narciso Martínez de Hoz, desoyó las advertencias de los doctores Luis Tamini, Santiago Larrosa y Leopoldo Montes de Oca sobre la presencia de un brote epidémico, y no dio a publicidad los casos.

En esta fecha, Mardoqueo Navarro ya parecía desconfiar de los datos de la autoridad, pues en su diario anotó, con cierta ironía: "27 de enero: Según las listas oficiales de la Municipalidad, 4 de otras fiebres, ninguna de la amarilla".

Aunque a partir de esa fecha se registraron cada vez más casos (principalmente en el mencionado barrio de San Telmo), la Municipalidad continuó con los preparativos relacionados a los festejos oficiales del carnaval, que en aquella época, eran un acontecimiento multitudinario y de importancia para la ciudad.

A fines de febrero el médico Eduardo Wilde, que venía atendiendo casos de enfermos, aseguró que se estaba en presencia de un brote febril (el 22 de febrero se habían registrado 10 casos) e hizo desalojar algunas manzanas.

Pero los festejos de carnaval entretenían demasiado a la población como para escuchar su advertencia, los porteños se divertían en bailes y desfiles de comparsas, y algunos, como Manuel Bilbao, director de La República, afirmaban rotundamente que no se trataba de casos de fiebre amarilla.

El mes de febrero terminó con un registro de 300 casos en total, y el mes de marzo comenzó con más de 40 muertes diarias, llegando a 100 el día 6, todas a consecuencia de la fiebre.

Recién el 2 de marzo, cuando el carnaval llegaba a su fin, las autoridades prohibieron su festejo: la peste ahora azotaba también a los barrios aristocráticos. Se prohibieron los bailes y más de la tercera parte de los ciudadanos decidió abandonar la ciudad.

El 4 de marzo, el diario La Tribuna comentaba que en horas de la noche, las calles eran tan sombrías que “verdaderamente parece que el terrible flagelo hubiese arrasado con todos sus habitantes”. Sin embargo, aún se estaba lejos de lo peor.

El Hospital General de Hombres, el Hospital General de Mujeres, el Hospital Italiano y la Casa de Niños Expósitos no dieron abasto con la cantidad de pacientes. Se crearon entonces otros centros de emergencia, como el Lazareto de San Roque (actual Hospital Ramos Mejía) y se alquilaron otros privados.

El puerto fue puesto en cuarentena y las provincias limítrofes impidieron el ingreso de personas y mercaderías procedentes de Buenos Aires. Los alquileres aumentaron fuertemente en los alrededores de la ciudad.

El municipio fue incapaz de sobrellevar la situación, por lo que en respuesta a una campaña periodística iniciada por el periodista Evaristo Federico Carriego de la Torre, miles de vecinos se congregaron, el 13 de marzo, en la Plaza de la Victoria (actual Plaza de Mayo) para designar una “Comisión Popular de Salud Pública”. Al día siguiente, tal agrupación nombró como presidente al abogado José Roque Pérez y como vicepresidente al periodista Héctor Varela; además, la conformaron, entre otros, el vicepresidente de la Nación Adolfo Alsina, Adolfo Argerich, el poeta Carlos Guido y Spano, el ex presidente de la Nación Bartolomé Mitre, el canónigo Domingo César, el sacerdote irlandés Patricio Dillon y el nombrado Carriego. Este último exhortaba:”Cuando tantos huyen, que haya siquiera algunos que permanezcan en el lugar del peligro socorriendo a aquellos que no pueden proporcionarse una regular asistencia”.

Entre otras funciones, la comisión tuvo como tarea la expulsión de aquellas personas que vivían en lugares afectados por la plaga, y en algunos casos, se quemaban sus pertenencias. La situación era aún más trágica cuando los desalojados eran inmigrantes humildes o que aún no hablaban bien el español, por lo que no entendían la razón de tales medidas.

Los italianos, que eran mayoría entre los extranjeros, fueron en parte injustamente acusados por el resto de la población de haber traído la plaga desde Europa. Unos 5.000 de ellos realizaron pedidos al consulado de Italia para retornar a su país, pero había muy pocos cupos; además, muchos de los que lograron embarcar, murieron en alta mar.

Una observación del doctor Guillermo Rawson podría haber llevado a entender el vector del contagio: muchas familias habían huido tempranamente de la capital a algún pueblo cercano, y Rawson observó que los miembros de esas familias que regresaban a la ciudad (aunque fuese por unas horas) solían enfermar, pero no contagiaban a sus familiares. Lo que faltaba fuera de las zonas húmedas de la ciudad era el mosquito Aedes aegypti; pero ni Rawson ni los demás médicos sabían que este era el vector de la enfermedad: algo que no sería descubierto hasta una década más tarde.

Entre los médicos que fallecieron en labores para contrarrestar la enfermedad estuvieron los doctores Manuel Gregorio Argerich, su hermano Adolfo Argerich, Francisco Javier Muñiz, Zenón del Arca (decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires), Caupolicán Molina, Ventura Bosch, Sinforoso Amoedo, Guillermo Zapiola y Vicente Ruiz Moreno. Otros médicos que permanecieron en su puesto o incluso acudieron a la ciudad, y sobrevivieron, fueron Pedro Mallo, José Juan Almeyra, Juan Antonio Argerich, Eleodoro Damianovich,nota 6 Leopoldo Montes de Oca, Juan Ángel Golfarini, Manuel María Biedma y Pedro A. Pardo.

La ciudad contaba solamente 40 coches fúnebres, de modo que los ataúdes se apilaban en las esquinas a la espera de que coches con recorrido fijo los transportasen. Debido a la gran demanda, se sumaron los coches de plaza, que cobraban tarifas excesivas. El mismo problema con los precios se dio con los medicamentos, que en verdad poco servían para aliviar los síntomas.

Como eran cada vez más los muertos, y entre ellos se contaban los carpinteros, dejaron de fabricarse los ataúdes de madera para comenzar a envolverse los cadáveres en trapos. Por otra parte, los carros de basura se incorporaron al servicio fúnebre y se inauguraron fosas colectivas.

Por otro lado, el número de saqueos y asaltos a viviendas aumentaron: existieron casos donde los ladrones accionaban disfrazados de enfermeros para introducirse en las casas de los enfermos. Fue incesante la actividad que desarrolló la Comisaría Nº 14, a cargo del Comisario Lisandro Suárez: día y noche recorrían las calles, cerrando con candados (cuyas llaves eran entregadas al Jefe de Policía) las puertas de calle de las casas de San Telmo, abandonadas precipitadamente por sus dueños.

El cementerio del Sur, situado donde actualmente se encuentra el parque Ameghino en la Avenida Caseros al 2.300, vio rápidamente colmada su capacidad. El gobierno municipal adquirió entonces siete hectáreas en la Chacarita de los Colegiales (donde hoy se encuentra el Parque Los Andes, entre las actuales avenida Corrientes y las calles Guzmán, Dorrego y Jorge Newbery) y creó allí el nuevo Cementerio del Oeste. Quince años más tarde, éste se trasladaría a pocos metros de allí, al actual Cementerio de la Chacarita.

El 4 de abril fallecieron 400 enfermos, y el administrador de dicho cementerio informó a los miembros de la Comisión Popular que tenía 630 cadáveres sin sepultar (además de otros que había encontrado por el camino) y que 12 de sus sepultureros habían muerto. Fue entonces cuando Héctor Varela, Carlos Guido Spano y Manuel Bilbao, entre otros, tomaron la decisión de oficiar de enterradores; al hacerlo rescataron de la fosa común a algunas personas que aún manifestaban signos de vida, entre ellas una francesa lujosamente vestida.
No fue el único caso: en su diario, Navarro afirmaba que hubo enterramientos de gente viva.

Esto se condice con relatos de diversos periódicos: por ejemplo, "La Prensa" del 18 de abril comentaba de un tal Pittaluga, que fue dado por muerto y "revivió" en camino al cementerio, y de otro caso, ocurrido el 15 de abril, en que un enfermero se pescó una borrachera y al ir a su casa se desvaneció y quedó sobre una calle, hasta que fue levantado por un recolector de cadáveres que lo arrojó a una fosa. El supuesto muerto tuvo la suerte de despertarse a tiempo, justo cuando comenzaban a rociarlo con cal.

El 7 de abril (era Viernes Santo) murieron 380 personas por la fiebre (y apenas 8 por otras causas). El Sábado de Gloria fallecieron 430 de fiebre. Del 9 al 11 de abril se registraron más de 500 defunciones diarias, siendo el día 10 el del pico máximo de la epidemia, con 563 muertes; debe considerarse que el promedio diario normal de muertes antes de la tragedia era de veinte individuos. Comenzaron a producirse además casos fulminantes, gente que moría uno o dos días después de contraer la enfermedad.

Ayudada por los primeros fríos del invierno, la cifra comenzó a descender en la segunda mitad de abril, hasta llegar a 89. Sin embargo, a fin de mes se produjo un nuevo pico de 161, probablemente provocado por el regreso de algunos de los auto evacuados, lo que condujo a su vez a una nueva huida. El mes terminó en definitiva con un saldo de más de 7.500 muertos por el flagelo, y menos de 500 por otras enfermedades.

El diario inglés The Standard publicó una cifra de víctimas fatales por la fiebre que se consideró exagerada y provocó indignación a los porteños: 26 000 muertos.

El doctor Guillermo Rawson afirmó que fallecieron 106 personas por cada 1000 habitantes, lo cual alcanzaría nada menos que 28.620 víctimas fatales: cifra también considerada muy alta. Es difícil establecer con exactitud la cantidad correcta, pero los datos de las fuentes más serias la cifran entre los 13.500 y 14.500.

El Monumento a los caídos de la fiebre amarilla erigido en 1.899, es el único monumento que existe hoy en la ciudad en memoria de la peor tragedia (por la cantidad de muertos en comparación con el total de la población) que haya sufrido Buenos Aires. Se encuentra situado en el lugar que ocupara el edificio de la administración del Cementerio del Sur (actual parque Ameghino), frente al hospital de infecciosas Dr. Francisco Javier Muñiz.


En medio de este parque, el monumento ostenta una inscripción central: “El sacrificio del hombre por la humanidad es un deber y una virtud que los pueblos cultos estiman y agradecen”.

En definitiva, nadie se percataba que el enemigo  mortal se encontraba frente a las narices de todos y a quien nadie le prestaba importancia: El Aedes Aegypti, un singular mosquito capaz de asesinar a millones de personas en corto plazo.

Desde 1881, gracias a las investigaciones del cubano Carlos Juan Finlay, se sabe que el agente transmisor de la fiebre amarilla es el mosquito Aedes Aegypti. 


Antes de esa fecha, los médicos atribuían la causa de muchas epidemias a lo que llamaban miasmas, emanaciones fétidas de aguas impuras que se suponía flotaban en el ambiente.


El Aedes Aegypti, causa además de la Fiebre Amarilla, otras enfermedades sumamente mortales conocidas como: Zika, Dengue, Chikungunya, Ébola y otras más!  Se recomienda no dejar recipientes que puedan contener agua o líquidos donde este insecto mortal se pueda reproducir.

miércoles, 11 de enero de 2017

El homicidio de Brian Aguinaco no para de golpear a los argentinos.

Por Raúl Enrique Bibiano
 

  ¿Hasta cuando existirá la excomunión entre las leyes y la justicia en argentina?








Era la víspera de noche buena cuando dos motochorros intentaron atracar a dos mujeres en el tristemente afamado por los hechos delictivos, barrio de Flores, cuando de pronto aparecieron en escena un abuelo con su nieto de 14 años que tras intentar salvar a la víctima, se transformaron en victimas colaterales.

Pero quien llevaría la peor parte, resultó el pequeño Brian Aguinaco, a quien otro menor de edad, pero no tan inocente como él, le disparó un tiro a la cabeza sin el menor titubeo, que horas después, resultó en el fallecimiento del niño que aspiraba disfrutar la noche buena junto a su familia.

Tras la muerte del pequeño Brian, sucedieron hechos de violencia perpetrados por personas que por cierto, ajenos al hecho en sí, aprovecharon la ocasión para descargar sus ideales agresivos contra una comisaria de la zona… Metodología que en realidad, está más allá de las buenas costumbres del sentir ciudadano, pero, que resultó ser la puerta abierta para que todo el país se entere del caso.


Fue entonces que el principal sospechoso, un ciudadano de nacionalidad Peruana de 15 avanzados años de edad, fue descubierto como el principal sospechoso de efectuar el disparo que le costó la vida al pequeño Brian y, como una paradoja del destino, también llamado Brian.

Días después, Brian Joel Cruz González de 15 años, era expulsado desde chile para ser entregado a las autoridades policiales de Argentina para ser detenido como principal sospechoso del homicidio del niño Brian Aguinaco de 14 años de edad.



A ello, luego se sumaba la detención de su cómplice, identificado como Luis Gomez, de 26 años de edad,  alias Yum bostero, detenido en la villa 1-11-14, quien posee frondoso prontuario y al momento de su detención, pesaba sobre él, una captura vigente.


Pero, en realidad, nada de esto devolvería la vida del pequeño a sus papás, que no dejaron de sufrir hasta el presente el abandono de un sistema que deja mucho que desear en cuanto a leyes y a justicia.

Brian Joel Cruz González de 15 años, se domiciliaba en la violenta villa 1-11-14, donde también reside por estos días su madre, otra ciudadana de nacionalidad Peruana acusada de narcotráfico y de encubrimiento.

Por otra parte, el padre del asesino, resulta ser otro ciudadano de nacionalidad Peruana, que se encontraba refugiado tras su actividad en el narcotráfico, en Chile, de donde fue expulsado hacia su país de origen (Perú) luego de recibir a su hijo en Santiago de Chile tras su fuga de Argentina.

Tras 10 días de detención en el instituto de menores Inchausti, el asesino de Brian, de forma insólita, fue dejado en libertad por el juez de menores, Enrique Velázquez, titular del Juzgado de Menores  7 de la Ciudad de Buenos Aires. ordenando su inmediato traslado al Perú en horas de ayer por la noche, mediante un vuelo regular de Aerolíneas Argentinas que partió a la hora 20:50 (hora local de argentina).


La medida fue cumplida de inmediato sin que siquiera el fiscal del caso tuviera conocimiento y como corolario, a su llegada al aeropuerto Jorge Chávez en Lima, el asesino absuelto, era recibido por su parentela, para mantenerlo en su compañía.

 Así llegaba al Aeropuerto de Lima y con una sonrisa socarrona: Gentileza de ATV.(Perú) 

Para todo esto, ahora como si fuera poco, la Dirección General de Migraciones, pidió la expulsión de la Peruana Adriana González Cuadrado, madre del menor cuya situación procesal por narcotráfico y encubrimiento, la mantiene con un beneficio de prisión domiciliaria; un beneficio que ha sido violado por ella cuando su hijo asesino huyó vía aérea hacia chile. Como ha quedado demostrado mediante su traslado inconsulto al aeropuerto de Ezeiza, para despedirlo en su viaje al país de Chile luego del homicidio del pequeño Brian.


En esta triste historia, en la que una familia argentina trabajadora, decente, sacrificada, que paga impuestos y se rompe el lomo, para llevar a delante su hogar,  se reflejan los cientos de miles de casos de violencia del país. Un país lleno de vacíos legales de los que los señores legisladores, no ponen el más mínimo reparo en solucionar, adecuando leyes acordes a los hechos de los tiempos actuales.


Cuantos casos Brian necesitamos tener en argentina para que alguien se ponga a trabajar como debe ser y se acaba la ola de robos y asesinatos?  En tanto, solo resta expresar JUSTICIA por BRIAN y por tantas víctimas, cuyos crímenes, se encuentran impunes. Como el crimen del Fiscal Alberto Nisman, que desde hace 2 años, nos da la pauta sobre como trabaja la justicia.

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martes, 10 de enero de 2017

Las fuerzas Federales Brasileñas llegaron a Boa Vista, Estado de Roraima

Por Raúl Enrique Bibiano


Luego de un río de sangre. que bien pudo ser evitado si el Ministro de Justicia del Brasil, hubiera aceptado el pedido de hace más de un mes, realizado por la Gobernadora Suely Campos, ahora realizaron el envío de Fuerzas Federales.


Era la hora local 12:23 de Roraima, (13:23 de Argentina), cuando el vuelo de la Fuerza Aérea Brasileña posaba sobre la pista del aeropuerto de Boa Vista, en el norteño estado del alto amazonas, transportando más de 60 efectivos de las Fuerzas Federales solicitados ayer por la Señora Gobernadora del Estado, Suely Campos al Presidente Michel Temer, pedido que hace más de un mes, el Ministro de Justicia del Brasil, había denegado.

Momentos después de este arribo, llegaron en otros vuelos, el resto de las Fuerzas Federales solicitadas mediante un oficio urgente tramitado ayer por la Señora Gobernadora y que, de haber sido enviados hace 45 días atrás, tal vez hubiera sido evitada la sangrienta masacre del pasado final de semana en el Presidio Agrícola Monte Cristo de Boa Vista, donde 33 reos perdieron la vida a manos de otros criminales detenidos en dicho establecimiento carcelario.

Dicho contingente, reforzará el perímetro de los centros carcelarios de Boa Vista y no substituirán al personal del sistema penitenciario estatal. Solamente se limitarán a reforzar las labores de éstos y para el caso de resultar necesario, colaborarán en la recaptura de algún posible fugitivo del sistema o custodiar el traslado de reos hacia el Ministerio Público de Estado o a la Sede de algún Tribunal.

Aunque, resulta lamentable que esta medida se adopte luego que los serios asesinatos hubieran ocurrido tanto en Manaus como en Boa Vista, lo que con certeza bien hubiera podido ser evitado de haberse trasladado con anterioridad estos refuerzos que, también han sido enviados por el gobierno federal Brasileño a distintos estados.

Los estados beneficiados ahora por el envío de estos refuerzos federales, son los estados de Amazonas, Roraima, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Rondónia, Acre y Tocantins.

Ahora, cuando los terribles hechos ocurrieron y en los cuales murieron al menos unos 100 presidiarios entre las masacres de Manaus y Boa Vista, el gobierno federal se ha comprometido a enviar equipos de mayor seguridad a los presidios, incluyendo equipos anti motines y realizar también el refuerzo económico solicitado a Roraima para la conclusión de las obras que se vienen realizando en el sistema carcelario de Roraima.


Las Naciones Unidas han puesto sus ojos sobre estos serios incidentes que demuestran el hacinamiento dentro del sistema carcelario en todo Brasil y por otra parte, ya se está aguardando la autorización de la justicia para realizar el traslado de los cabecillas de la Facción criminal que se encontraba en el presidio agrícola Monte Cristo de Boa Vista hacia otros destinos.