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domingo, 22 de septiembre de 2019

El obrar de Dios y un testimonio guardado por más de 4 décadas.


Por Raúl Enrique Bibiano


          Relato de una historia real con intervención Divina.


Esta historia real, nace allá por 1976, cuando una noche lluviosa y fría de invierno, regresaba de una comisión en la zona oeste de Buenos Aires para una Compañía de Seguros. Llovía tanto, que me vi obligado a conducir muy despacio por la avenida Callao, en donde a la altura del 300, se desvió mi atención  hacia una chica embarazada, que lucía un costoso tapado de piel y se encontraba junto a su pareja, que sostenía una enorme y pesada valija y que intentaban resguardarse de un enorme aguacero.

En ese momento, sentí un impulso por ayudarlos «fue como si ellos me estuvieran esperando» y aunque no los conocía ni sabía quienes eran, decididamente tomé la avenida Corrientes, girando en Rodríguez Peña y luego por Sarmiento continué la marcha hasta llegar junto a ellos,  para invitarlos a subir a mi rodado y ayudarlos a sortear la tormenta. Cuando ya se habían acomodado en el automóvil, se los veía exhaustos, hambrientos y preocupados; Entonces, recuerdo que los invité a cenar a un conocido restaurante ubicado a pocas calles de allí, por la calle Montevideo.

La chica (Stella Maris) que estaba en un avanzado estado de su embarazo y no dudó en contarme los motivos por los que no podían hospedarse en ningún hotel; era menor de edad y no la aceptaban por dicha razón. Pero la situación era aún más delicada: Stella Maris y Ricardo, habían viajado desde el Uruguay hasta Buenos Aires tras usar un documento de identidad de una amiga uruguaya, que junto a un permiso de viaje, eran parte de su desesperación por encontrar a su padre. En ese momento, me quedé perplejo, cuando por su vez, me manifestó que ella, era realmente de nacionalidad Argentina.

Recuerdo que sentí una enorme desazón cuando me contó el resto de su historia; Su madre que también era Argentina, había escapado de Mar del Plata hacía 14 años, abandonando a su esposo, un farmacéutico que desempeñaba su actividad profesional en una farmacia frente a la antigua terminal de ómnibus, por la calle Alberti, en medio de un romance con un amigo del matrimonio: . Juntos se habían llevado a la adolescente cuando apenas tenía 2 años de edad.

El tercero en discordia, que era de nacionalidad Uruguaya, era un ingeniero civil que le brindó todo mientras vivía su madre, pero al fallecer ella, por una enfermedad, esa chica, ya adolescente, comenzó a ser hostigada por sus hermanastras e inclusive la habían abandonado a su suerte, dejándola en la calle.

Mientras que escuchaba su historia, se me hacía como un nudo en la garganta de tanta tristeza y cuando me dijo lo que sabía sobre su padre biológico, reclinándome en la mesa del restaurante, le dije –Creo que vamos a necesitar ayuda-- Entonces pensé de inmediato en un buen amigo, un hombre mucho mayor que yo, dueño de una financiera que viajaba asiduamente a la costa.

Recuerdo que salí a buscar un teléfono público y lo llamé  para contarle lo que estaba sucediendo: Su primer respuesta fue que yo estaba loco, al cargarme con semejante problema en mis espaldas y no solo eso, también por pedirle su ayuda a altas horas de la noche, sobre todo, para dos extraños.

Entonces volví a insistirse hasta que logré convencerlo, para que aquella misma noche, le solucionemos al menos, parte de su problema y mantenerlos a resguardo seguro por el fin de semana. Realmente me sentía conmovido por la situación de esos chicos en total estado de vulnerabilidad.

Cuando mi buen amigo Santiago, poco después de media hora, estaba frente a esta joven pareja, pareció como si de pronto hubiera visto un fantasma: se puso pálido y dirigiéndose a mi, sin quitar la vista de esta chica, me dijo que le veía un enorme parecido a una secretaria que había tenido hacía muchos años.

Cuando Santiago le preguntó sobre el nombre de su madre, resultó que efectivamente, era nada menos que la hija de aquella, que tantos años atrás, había sido su secretaria. Pero la sorpresa no terminaba allí, tanto para mí como para la joven pareja, Santiago sabía sobre la historia que la chica me había narrado respecto al alejamiento repentino de su madre con el ingeniero uruguayo y además, tenía una relación de amistad de muchos años con el padre de la muchacha, que era en realidad farmacéutico y se encontraba en Mar del Plata.

A medida que transcurrían los minutos, lo que hasta horas atrás parecía una trágica situación, comenzó a transformarse en una enorme bendición y me atrevo a decir, que fue un milagro divino. «Había recogido en medio de la tormenta a una joven pareja llena de problemas» y había sacado de la cama a un amigo para apoyarme en ayudar a estos jóvenes, ignorando que mi amigo era la llave para resolver la situación en términos generales de la joven pareja. No existía una casualidad, algo más allá de lo humanamente comprensible había ocurrido. Sigo creyendo que Dios estuvo aquella noche entre nosotros para solucionar semejante injusticia de esta adolescente.

Finalmente, luego de unos días, terminamos todos en Mar del Plata, donde primero mi amigo se entrevistó con su amigo, padre de esta jovencita, logrando así, un reencuentro entre padre e hija después de 14 largos años, en los que ese buen hombre  nada supo acerca de ella. 

Siempre que recibía alguna noticia sobre ellos, era por medio de mi amigo Santiago, quien viajaba muy a menudo a la ciudad costera. Yo me encontré a la chica con su beba de forma fortuita una vez en una playa de Mar del Plata y nunca más supe de sus vidas. Lamentablemente, mi amigo falleció y como yo dejé de viajar a la costa, la información sobre sus progresos se fué diluyendo con el correr del tiempo.

Han transcurrido muchos años ya, tal vez, ni siquiera me recuerden, o tal vez sí: Es probable que en sus momentos de recogimiento, recuerden aquella fría y lluviosa noche de invierno que con certeza, Dios escuchó los ruegos de alguno de ellos dos.

Aquella mesa donde cenamos esa noche lluviosa, hoy, después de tantas décadas, continúa estando allí, como un testigo silencioso de ese milagroso encuentro hace 43 largos años. 

Entonces reflexionando al respecto, comprendí que Dios, hace las cosas muy bien! Aun recuerdo sus nombres; Stella Maris y Ricardo: Esta, es una de tantas historias con final feliz en la que Dios ha puesto su milagro, dado que nada es casualidad. Dios se sirve de muchos de nosotros para que actuemos como instrumentos de su voluntad

Esta historia de amor y solidaridad, es una historia completamente real, Antes de compartirla ahora en forma pública y aunque algo sintetizada, era conocida por los involucrados en la propia situación. Jamás la he compartido ni siquiera con los miembros de mi familia, pero hoy he decidido hacerla pública. Si algo me da un poco de vergüenza, es hablar de estos casos que me involucran junto a las decisiones venidas de Dios. Jamás he deseado que me pudieran tomar como milagrero o algo así, porque no soy un ángel ni poseo alas o algo así. Apenas soy un simple mortal como cualquier otro ser humano, eso sí, con una rica espiritualidad y un enorme don de amar adquirido después de haber sido fusilado por un delincuente, cuya munición se frenó a medio centímetro de ingresar a mi frente.

martes, 21 de mayo de 2019

Cae detenido alias El Cachila por el salvaje homicidio de Lola Chomnalez en Uruguay

Por Raúl Enrique Bibiano

          Novedades en el homicidio de Lola Chomnalez




Rocha-Uruguay: Conforme se pudo saber, el fiscal Jorge Vaz de esa jurisdicción judicial, ha solicitado el auto de procesamiento como coautor de homicidio para alias El Cachila, un sujeto de 33 años de edad oriundo de Rivera.

El hecho se remonta al 28 de diciembre del año 2014, Lola Chomnalez realizaba su primer viaje sola fuera de Argentina para pasar las fiestas de fin de año junto a su madrina en la veraniega playa de Barra de Valizas pero desapareció de buenas a primeras y fue encontrada días después enterrada viva, provocando su muerte una asfixia por ingesta de arena, estando inconsciente.

Este individuo, alias “El Cachila”, que había sido interrogado con relación al caso de la desaparición y homicidio de la adolescente cuando fue detenido en 2015, inmediatamente fue liberado por falta de mérito, dado que no coincidía su perfil genético mediante el estudio de ADN realizado en su momento.

Dicho sujeto, que había declarado que vio a Lola en la playa el día que desapareció, había declarado “que le pretendió vender una estampita de amor, pero como ella se sentía mal, la dejó en el lugar y se fue”.

Este lunes, mediante rueda de prensa, el fiscal Jorge Vaz aseveró que tiene pruebas como para imputar a "El Cachila" de quien no se dió a conocer mayores detalles de su filiación, por homicidio agravado. Así mismo, afianzó su acusación apoyado en la pericia realizada este lunes por una semióloga, convocada especialmente para analizar las respuestas y postura del imputado.

En tal sentido, el doctor Jorge Barrera, abogado de la familia Chomnalez, destacó el trabajo realizado durante cuatro años y medio y aseguró que "se empieza a echar luz sobre el caso y a dar paz a la familia".


Dato llamativo:

Dos cuestiones que no le cierran a la familia de Lola, es lo relacionado al hallazgo de la mochila, encontrada en la playa el 14 de enero de 2015, es decir casi dos semanas después de que la hallaran asesinada. Como así tampoco, que se haya marchado a tanta distancia sola del lugar donde estaba con su madrina y a su vez, que no se hubiera llevado su celular, del que nunca se desprendía y otros elementos para su protección solar, dado que no solía exponerse al sol sin siquiera una gorra.

lunes, 4 de marzo de 2019

Importantes actividades de la Armada Argentina en el Balizamiento en el Río Uruguay

La Armada Argentina se encuentra desarrollando importantes actividades en forma conjunta con la Armada del Uruguay.

Por Raúl Enrique Bibiano
         

     




Conforme lo así consignado por el Departamento de Asuntos Institucionales dependiente del Ministerio de Defensa de la Nación Argentina,  mediante un comunicado de prensa que nos hiciera llegar por intermedio de la División Prensa, desde el pasado 19 de febrero, se encuentran abocados en la realización de balizamiento del Río Uruguay; Labor que demandará al menos 90 días a partir de esa fecha y cuyos detalles se desprenden de la Gacetilla de Prensa N° 03 del corriente año.




GACETILLA DE PRENSA N° 03
LA ARMADA ARGENTINA REALIZA TAREAS DE BALIZAMIENTO EN EL RÍO URUGUAY

La Armada Argentina, dependiente del Ministerio de Defensa, informa que por requerimiento de la comisión administradora del Río Uruguay, integrada por Argentina y la República Oriental del Uruguay, está realizando tareas de balizamiento.

La actividad comenzó el martes 19 de febrero y se extenderá por 90 días, la misma es llevada a cabo por el buque multipropósito ARA "Ciudad de Rosario".

El convenio de cooperación técnica tiene como objetivo realizar actividades tendientes a acondicionar el balizamiento del Río Uruguay, entre los kilómetros 0 y 206.8.

Las tareas a realizar por el personal de la Armada consisten en la instalación, remoción, reposicionamiento, retiro y restauración de boyas y letreros.

El acuerdo entre la Comisión Administradora del Río Uruguay y el Ministerio de Defensa, permitirá mejorar el marco de actuación a través de la colaboración de medios, recursos y personal entre los organismos, contribuyendo a incrementar la seguridad a la navegación y potenciar el adiestramiento del personal naval.

Imágenes del comienzo de sus actividades: (Credito Material Fotográfico: Div. Prensa de la Armada Arg,)







sábado, 2 de diciembre de 2017

Submarino ARA "San Juan", la Armada Argentina brindó un nuevo parte esta tarde.

Por Raúl Enrique Bibiano





                                                                                                                                                                       
Esta tarde por vuelta de la hora 19:15, la División Prensa del Departamento Comunicaciones Institucionales de la Armada Argentina, dependiente del Ministerio de Defensa de la Nación, dispuso una nueva comunicación tendiente a mantener informada a la Ciudadanía Nacional e Internacional sobre el desarrollo de las tareas de búsqueda del Submarino ARA San Juan que desde el pasado 15 de noviembre se encuentra desaparecido en aguas del Atlántico Sur.

En el marco de la operación de búsqueda del ARA "San Juan", el vocero oficial de la fuerza, Capitán de Navío Enrique Balbi, convocó a los medios con el fin de dar a conocer el resultado negativo sobre el contacto en estudio desde hace algunos días.

Al respecto, el CN Enrique Balbi, brindó un pormenorizado informe respecto a la falta de coincidencias entre lo que se busca y lo que fue hallado mediante las labores que vienen realizando los navíos con sonar activo y pasivo en la extensa área que fue cubierta en un 100%.

Sobre ello, hizo saber que lo que yace en una profundidad de 477 metros del lecho marítimo, se trata lamentablemente por las expectativas despertadas en los familiares de la tripulación,  de una embarcación que no se condice con el ARA San Juan y, para ello dio a conocer imágenes captadas en profundidad como la hélice que no resultó la del submarino en cuestión.




Para una mejor interiorización sobre la información oficial sobre tan delicada operación de búsqueda que se viene realizando en el atlántico sur,  se transcribe la gacetilla de prensa textual emitida por la Armada Argentina a modo de actualización sobre la ya emitida en horas del medio día.


Buenos Aires, 2 de diciembre de 2017.

GACETILLA DE PRENSA N° 52
OPERACIONES DE BÚSQUEDA DEL SUBMARINO ARA “SAN JUAN”

La Armada Argentina, dependiente del Ministerio de Defensa, en el marco de las operaciones de búsqueda del Submarino ARA “San Juan”, informa que el contacto detectado el 30 de noviembre con ecosonda multihaz por el buque “Victor Angelescu” del Ministerio de Agroindustria, fue verificado visualmente mediante el ROV ruso Panter Plus embarcado en el Aviso ARA “Islas Malvinas”, arrojando un resultado negativo por no corresponderse con el submarino.

El contacto fue inspeccionado entre las 9 y 13 hs del día de hoy, en posición 46°24.5' Sur y 60°11.7' Oeste a una profundidad de 477 m., siendo de forma alargada, con arrumbamiento norte-sur, de aproximadamente 62 m. de longitud y 13 m. de altura.

Luego del análisis de las imágenes obtenidas, se confirmó que el contacto en cuestión no se corresponde con el casco del Submarino ARA “San Juan”.

Desde un inicio, este dato no parecía para la Armada Argentina coherente con la cinemática del submarino, ya que se encontraba a 27 km al sudoeste (SW) de su última posición informada.

El Ministerio de Defensa y la Armada Argentina lamentan que la apresurada difusión e interpretación de las imágenes obtenidas, sin ser antes contrastadas con otros sensores, y sin el riguroso análisis del Centro Coordinador SAR en Puerto Belgrano, hayan despertado lógicas expectativas en los familiares y en la sociedad toda, teniendo que enfrentar ahora una nueva frustración.

Mantenemos el compromiso de informar, siempre con la verdad y transparencia, todo dato verificado, privilegiando el previo conocimiento de los familiares de nuestros 44 camaradas. 

domingo, 15 de enero de 2017

El fantasma de la fiebre amarilla acecha nuevamente

Por Raúl Enrique Bibiano

"Prevenir no es alterar ni amedrentar a la opinión pública". Prevenir es poner a resguardo los intereses supremos del ser humano ante una situación límite, en la que puede verse en alto riesgo, el destino, la fortuna, la salud o un riesgo de vida de la ciudadanía en forma particular o en general.
A todos, deseo prevenirlos. Porque podríamos tener un rebrote de Fiebre Amarilla... después de 146 años en argentina.
<<Aunque en realidad, la responsabilidad de ello recae en las máximas autoridades de la Nación, quienes en definitiva, tienen la obligación funcional para evitar riesgos a nuestras vidas.>>

La Fiebre Amarilla es una enfermedad infecciosa grave, causada por un virus transmitido por mosquitos, en áreas urbanas, suburbanas, rurales o forestales. Los principales vectores son los mosquitos Haemagogus y Sabethes, aunque en las áreas urbanas y suburbanas, el mayor vector es el Aedes Aegypti.

Ante la actual situación de un rebrote de Fiebre Amarilla en el vecino país Brasileño, resulta lógico, mantenernos en máxima alerta, para evitar que terminemos afectados por una grave enfermedad  que podría reavivarse en nuestro país.

Bien es sabido que en Argentina, siempre optamos por pensar que no nos sucederá lo que le sucede a otros... "Pensamiento arrogante, propio de nuestro engrupimiento natural", pero que debemos asumir y no olvidar que hace 146 años, nos ocasionó la pérdida de más de 14.000 vidas humanas.

Desde hace varios días, un rebrote de Fiebre Amarilla en Brasil, por un caso importado de Angola, da la pauta del peligro que nos acecha por estos días. Solo pensar en las grandes posibilidades que un viajero ingrese infectado con el virus de la fiebre amarilla a la Argentina, nos ocasionaría un terrible desenlace... No es pesimismo ni es ser agorero, es ser realista, sobre algo que está más allá de cualquiera sea el deseo de que algo nunca vuelva a sucedernos en materia de fiebre amarilla.

Aunque Brasil todavía no ha lanzado un resultado concreto y solamente habla de casos "sospechosos" la realidad se contrapone en medio de los resultados prácticos, que dan cuenta que las muertes y los casos se han quintuplicado en solo 4 días en Minas Gerais. A mayor abundancia, y aunque en el presente informe de la Organización Mundial de la Salud, que luce aquí debajo, no lo actualizaron aun, dado que la fiebre amarilla avanza a pasos agigantados, los casos aumentaron drásticamente y en el Estado vecino a Minas Gerais, Espirito Santo, ya han dado la preocupante  información desde las más altas esferas de ese gobierno, respecto a la muerte de primates que en un abrir y cerrar de ojos, ascendieron de apenas 10 casos, a 80 muertes de animales que despertaron una enorme preocupación en el área del gobierno estatal y federal.

Por estas razones, se torna indispensable e ineludible que la ciudadanía concurra de inmediato a los centros y hospitales a vacunarse contra la fiebre amarilla y evitar así, morir a causa de esta grave enfermedad mortal, llegado el caso que un viajero nos sorprenda con la importación del virus.

Que se desprende del presente informe de la Organización Mundial de la Salud:
Brasil confirmó seis casos de fiebre amarilla durante 2016 y el número de epizootias, especialmente en el estado de São Paulo, durante 2016 aumentó considerablemente en comparación a los años anteriores. En efecto, desde el inicio del año y hasta el 12 de diciembre de 2016 en el estado de São Paulo se notificaron 163 epizootias en primates no humanos (PNH) con un total de 227 animales afectados. Hasta la fecha de elaboración de este informe un total de 16 epizootias (correspondientes a 24 PNH) fueron confirmadas y otras 35 fueron descartadas. Las restantes continúan bajo investigación. 

El 6 de enero de 2017, el Centro Nacional de Enlace (CNE) para el Reglamento Sanitario Internacional (RSI) de Brasil notificó a la Organización Panamericana de la Salud, Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud (OPS / OMS) la ocurrencia de 23 casos sospechosos y probables de fiebre amarilla, incluidos 14 defunciones, ocurridos en 10 municipios de Minas Gerais (Figura 2). La fecha de inicio de síntomas del primer caso es del 18 de diciembre de 2016. En 12 casos en los que la información está disponible, todos son del sexo masculino, residentes de área rural, con una mediana de edad de 36,6 años (rango de 7 a 53 años). La investigación se encuentra en curso. 







Argentina no está ausente. El Ministerio de Salud de la Nación, ya tiene previsto en su sitio Web, el espacio Salud del viajero, donde  alerta sobre la Fiebre Amarilla y advierte respecto a la necesidad de vacunarse. Ministerio de Salud de la Nación Argentina: Alerta Fiebre Amarilla



viernes, 13 de enero de 2017

Fiebre Amarilla: "La peor epidemia en Argentina de todos los tiempos"

Por Raúl Enrique Bibiano


Segmento histórico de la terrible epidemia de fiebre amarilla de 1.871 en Buenos Aires con un total de 14.000 víctimas fatales en poco tiempo


Monumento a las víctimas de la epidemia de fiebre amarilla en Buenos Aires de 1.871
Erguida en el centro del actual Parque Ameghino - ex Cementerio del Sur.

En 1871 convivían en la ciudad de Buenos Aires, el Gobierno Nacional, presidido por Domingo Faustino Sarmiento, el de la Provincia de Buenos Aires, con el gobernador Emilio Castro, y el municipal, presidido por Narciso Martínez de Hoz: no existía aún el cargo de Intendente, creado 9 años después al federalizar la ciudad; estos tres gobiernos tenían enfrentamientos políticos y jurisdiccionales.

Situada sobre una llanura, la ciudad no tenía sistema de drenaje, salvo el caso particular de unos pocos miles de habitantes que obtenían agua sin impurezas gracias a que en 1856, ante una propuesta de Eduardo Madero, el Ferrocarril Oeste decidió aumentar el calibre del caño que transportaba agua desde la Recoleta, donde estaban los filtros que servían para quitar las impurezas del agua que se utilizaba para el buen funcionamiento de las locomotoras a vapor, hasta la Estación del Parque, para poder así satisfacer también la demanda de agua de los vecinos.

Para el resto de la población, la situación era muy precaria en lo sanitario y existían muchos focos infecciosos, como por ejemplo los conventillos, generalmente habitados por inmigrantes pobres venidos de Europa o afroargentinos, que se hacinaban en su interior y carecían de las normas de higiene más elementales.

Otro foco infeccioso era el Riachuelo (límite sur de la ciudad) convertido en sumidero de aguas servidas y de desperdicios arrojados por los saladeros y mataderos situados en sus costas. Dado que se carecía de un sistema de cloacas, los desechos humanos acababan en los pozos negros, que contaminaban las napas de agua y en consecuencia los pozos, que constituían una de las dos principales fuentes del vital elemento para la mayoría de la población.

La otra fuente era el Río de La Plata, de donde el agua se extraía cerca de la ribera contaminada y se distribuía por medio de carros aguateros, sin ningún saneamiento previo.

La ciudad crecía vertiginosamente debido principalmente a la gran inmigración extranjera: para esa época vivían tantos argentinos como extranjeros, y estos últimos sobrepasarían a los criollos pocos años más tarde. El primer censo argentino de 1.869 registró en la Ciudad de Buenos Aires 177.787 habitantes, de los cuales 88.126 (49,6 %) eran extranjeros; de estos 44.233 (la mitad de los extranjeros) eran italianos y 14.609 españoles. Además de los conventillos mencionados, sobre 19.000 viviendas urbanas, 2.300 eran de madera o barro y paja.

Además de las epidemias de fiebre amarilla, en 1.867 y 1.868 se habían producido varios brotes de cólera, que habían costado la vida a centenares de personas y también estaban relacionados con la Guerra de la Triple Alianza, entre cuyos combatientes había causado varios miles de muertos.

Frente a esa situación, el censo antes citado indicaba que en Buenos Aires había apenas 160 médicos, menos de uno por cada 1.000 habitantes. Las instituciones públicas no estaban preparadas para hacer frente a las consecuencias de las deplorables condiciones higiénicas en que se encontraba la ciudad.

Desde principios del año 1870 se había tenido noticias en Buenos Aires de un recrudecimiento de la fiebre amarilla en Río de Janeiro. En el mes de febrero, y nuevamente en marzo, se logró evitar el desembarco de pasajeros infectados que llegaron en dos vapores desde esa ciudad.

No obstante, el presidente Sarmiento vetó el proyecto de extender la cuarentena a todos los buques procedentes de esa ciudad y en una oportunidad ordenó autorizar el desembarco de los pasajeros de dos buques provenientes de Río de Janeiro y la prisión del médico del puerto de Buenos Aires por haberlo impedido.

A fines de ese año se declaró una epidemia de fiebre amarilla en Asunción del Paraguay, donde la población vivía en un estado de pobreza extrema.

La Guerra de la Triple Alianza había finalizado recientemente con la derrota de Paraguay y los diarios locales atribuyeron la epidemia a la llegada de algunas decenas de soldados paraguayos prisioneros que habían sido repatriados desde el Brasil.

La población, debilitada por el hambre, tenía pocas posibilidades de resistir la epidemia y se llegaron a registrar veinticinco muertes por día, no existiendo registros del total de víctimas.

Dos hechos facilitaron la entrada de la epidemia a la Argentina: por un lado, tras la muerte de quince de sus hombres, el general Julio de Vedia evacuó centenares de soldados desde Villa Occidental (situada frente a Asunción) a la ciudad de Corrientes, y así la enfermedad llegó a territorio argentino.

Por otro lado, algunos diarios, como el The Standard de Buenos Aires, consideraron que no se trataba de fiebre amarilla sino de afecciones gástricas, y que el número de muertes diarias no eran alarmantes, lo que contribuyó a que no se tomara recaudo alguno para prevenir su traslado a la capital argentina.

Durante la guerra, la ciudad de Corrientes había sido el centro de comunicación y abastecimiento de las tropas aliadas, incluidas las brasileñas, de modo que no es seguro que la enfermedad haya llegado desde el Paraguay. En esta ciudad de 11.000 habitantes, murieron de fiebre amarilla alrededor de 2.000 personas entre diciembre de 1.870 y junio del año 1.871.

La mayor parte de la población huyó, incluyendo el gobierno completo; hasta tal punto estaba abandonada la ciudad que un ciudadano llamado Gregorio Zeballos entró por su cuenta al despacho abandonado de la Casa de Gobierno y se hizo cargo en forma provisoria de la gobernación sin que nadie se le opusiera.

Otras poblaciones de la provincia de Corrientes sufrieron el castigo de la enfermedad, como San Luis del Palmar, Bella Vista y San Roque, que sumaron unas quinientas víctimas más.
A lo largo de la Guerra de la Triple Alianza, sucesivos grupos de combatientes arribaron a Buenos Aires. Estaban formados principalmente por oficiales, y correctamente controlados desde el punto de vista sanitario.

En cambio, durante el año 1.870 y a principios de 1.871 llegaron directamente desde Asunción y Villa Occidental grandes contingentes que no habían sido sometidos a ningún recaudo sanitario ni cuarentena.

Aunque las estadísticas no lo recuerdan, se da como fecha de iniciación de la epidemia el 27 de enero de 1871 con tres casos identificados por el Consejo de Higiene Pública de San Telmo.

Las mismas tuvieron lugar en dos manzanas del barrio de San Telmo, lugar que agrupaba a numerosos conventillos: las viviendas en las calles Bolívar 392 y Cochabamba 113, fueron los primeros focos de iniciación y propagación. En Bolívar 392, un pequeño inquilinato de ocho cuartos, el italiano Ángel Bignollo de 68 años de edad y su nuera Colomba de 18, contrajeron la enfermedad, siendo asistidos por el doctor Juan Antonio Argerich, quien no pudo evitar sus muertes.


En el certificado de defunción Argerich expresó que el deceso del primero se debió a una gastroenteritis, y el de la segunda a una inflamación de los pulmones. Ese diagnóstico, expresado erróneamente a sabiendas, tuvo la finalidad de no alarmar a los inquilinos de la casa y a los vecinos del barrio; pero en la notificación que Filemón Naón, comisario de la Sección 14, elevó al jefe de la policía, Enrique Gorman, se consignó que ambos eran casos de fiebre amarilla.

La Comisión Municipal, que presidía don Narciso Martínez de Hoz, desoyó las advertencias de los doctores Luis Tamini, Santiago Larrosa y Leopoldo Montes de Oca sobre la presencia de un brote epidémico, y no dio a publicidad los casos.

En esta fecha, Mardoqueo Navarro ya parecía desconfiar de los datos de la autoridad, pues en su diario anotó, con cierta ironía: "27 de enero: Según las listas oficiales de la Municipalidad, 4 de otras fiebres, ninguna de la amarilla".

Aunque a partir de esa fecha se registraron cada vez más casos (principalmente en el mencionado barrio de San Telmo), la Municipalidad continuó con los preparativos relacionados a los festejos oficiales del carnaval, que en aquella época, eran un acontecimiento multitudinario y de importancia para la ciudad.

A fines de febrero el médico Eduardo Wilde, que venía atendiendo casos de enfermos, aseguró que se estaba en presencia de un brote febril (el 22 de febrero se habían registrado 10 casos) e hizo desalojar algunas manzanas.

Pero los festejos de carnaval entretenían demasiado a la población como para escuchar su advertencia, los porteños se divertían en bailes y desfiles de comparsas, y algunos, como Manuel Bilbao, director de La República, afirmaban rotundamente que no se trataba de casos de fiebre amarilla.

El mes de febrero terminó con un registro de 300 casos en total, y el mes de marzo comenzó con más de 40 muertes diarias, llegando a 100 el día 6, todas a consecuencia de la fiebre.

Recién el 2 de marzo, cuando el carnaval llegaba a su fin, las autoridades prohibieron su festejo: la peste ahora azotaba también a los barrios aristocráticos. Se prohibieron los bailes y más de la tercera parte de los ciudadanos decidió abandonar la ciudad.

El 4 de marzo, el diario La Tribuna comentaba que en horas de la noche, las calles eran tan sombrías que “verdaderamente parece que el terrible flagelo hubiese arrasado con todos sus habitantes”. Sin embargo, aún se estaba lejos de lo peor.

El Hospital General de Hombres, el Hospital General de Mujeres, el Hospital Italiano y la Casa de Niños Expósitos no dieron abasto con la cantidad de pacientes. Se crearon entonces otros centros de emergencia, como el Lazareto de San Roque (actual Hospital Ramos Mejía) y se alquilaron otros privados.

El puerto fue puesto en cuarentena y las provincias limítrofes impidieron el ingreso de personas y mercaderías procedentes de Buenos Aires. Los alquileres aumentaron fuertemente en los alrededores de la ciudad.

El municipio fue incapaz de sobrellevar la situación, por lo que en respuesta a una campaña periodística iniciada por el periodista Evaristo Federico Carriego de la Torre, miles de vecinos se congregaron, el 13 de marzo, en la Plaza de la Victoria (actual Plaza de Mayo) para designar una “Comisión Popular de Salud Pública”. Al día siguiente, tal agrupación nombró como presidente al abogado José Roque Pérez y como vicepresidente al periodista Héctor Varela; además, la conformaron, entre otros, el vicepresidente de la Nación Adolfo Alsina, Adolfo Argerich, el poeta Carlos Guido y Spano, el ex presidente de la Nación Bartolomé Mitre, el canónigo Domingo César, el sacerdote irlandés Patricio Dillon y el nombrado Carriego. Este último exhortaba:”Cuando tantos huyen, que haya siquiera algunos que permanezcan en el lugar del peligro socorriendo a aquellos que no pueden proporcionarse una regular asistencia”.

Entre otras funciones, la comisión tuvo como tarea la expulsión de aquellas personas que vivían en lugares afectados por la plaga, y en algunos casos, se quemaban sus pertenencias. La situación era aún más trágica cuando los desalojados eran inmigrantes humildes o que aún no hablaban bien el español, por lo que no entendían la razón de tales medidas.

Los italianos, que eran mayoría entre los extranjeros, fueron en parte injustamente acusados por el resto de la población de haber traído la plaga desde Europa. Unos 5.000 de ellos realizaron pedidos al consulado de Italia para retornar a su país, pero había muy pocos cupos; además, muchos de los que lograron embarcar, murieron en alta mar.

Una observación del doctor Guillermo Rawson podría haber llevado a entender el vector del contagio: muchas familias habían huido tempranamente de la capital a algún pueblo cercano, y Rawson observó que los miembros de esas familias que regresaban a la ciudad (aunque fuese por unas horas) solían enfermar, pero no contagiaban a sus familiares. Lo que faltaba fuera de las zonas húmedas de la ciudad era el mosquito Aedes aegypti; pero ni Rawson ni los demás médicos sabían que este era el vector de la enfermedad: algo que no sería descubierto hasta una década más tarde.

Entre los médicos que fallecieron en labores para contrarrestar la enfermedad estuvieron los doctores Manuel Gregorio Argerich, su hermano Adolfo Argerich, Francisco Javier Muñiz, Zenón del Arca (decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires), Caupolicán Molina, Ventura Bosch, Sinforoso Amoedo, Guillermo Zapiola y Vicente Ruiz Moreno. Otros médicos que permanecieron en su puesto o incluso acudieron a la ciudad, y sobrevivieron, fueron Pedro Mallo, José Juan Almeyra, Juan Antonio Argerich, Eleodoro Damianovich,nota 6 Leopoldo Montes de Oca, Juan Ángel Golfarini, Manuel María Biedma y Pedro A. Pardo.

La ciudad contaba solamente 40 coches fúnebres, de modo que los ataúdes se apilaban en las esquinas a la espera de que coches con recorrido fijo los transportasen. Debido a la gran demanda, se sumaron los coches de plaza, que cobraban tarifas excesivas. El mismo problema con los precios se dio con los medicamentos, que en verdad poco servían para aliviar los síntomas.

Como eran cada vez más los muertos, y entre ellos se contaban los carpinteros, dejaron de fabricarse los ataúdes de madera para comenzar a envolverse los cadáveres en trapos. Por otra parte, los carros de basura se incorporaron al servicio fúnebre y se inauguraron fosas colectivas.

Por otro lado, el número de saqueos y asaltos a viviendas aumentaron: existieron casos donde los ladrones accionaban disfrazados de enfermeros para introducirse en las casas de los enfermos. Fue incesante la actividad que desarrolló la Comisaría Nº 14, a cargo del Comisario Lisandro Suárez: día y noche recorrían las calles, cerrando con candados (cuyas llaves eran entregadas al Jefe de Policía) las puertas de calle de las casas de San Telmo, abandonadas precipitadamente por sus dueños.

El cementerio del Sur, situado donde actualmente se encuentra el parque Ameghino en la Avenida Caseros al 2.300, vio rápidamente colmada su capacidad. El gobierno municipal adquirió entonces siete hectáreas en la Chacarita de los Colegiales (donde hoy se encuentra el Parque Los Andes, entre las actuales avenida Corrientes y las calles Guzmán, Dorrego y Jorge Newbery) y creó allí el nuevo Cementerio del Oeste. Quince años más tarde, éste se trasladaría a pocos metros de allí, al actual Cementerio de la Chacarita.

El 4 de abril fallecieron 400 enfermos, y el administrador de dicho cementerio informó a los miembros de la Comisión Popular que tenía 630 cadáveres sin sepultar (además de otros que había encontrado por el camino) y que 12 de sus sepultureros habían muerto. Fue entonces cuando Héctor Varela, Carlos Guido Spano y Manuel Bilbao, entre otros, tomaron la decisión de oficiar de enterradores; al hacerlo rescataron de la fosa común a algunas personas que aún manifestaban signos de vida, entre ellas una francesa lujosamente vestida.
No fue el único caso: en su diario, Navarro afirmaba que hubo enterramientos de gente viva.

Esto se condice con relatos de diversos periódicos: por ejemplo, "La Prensa" del 18 de abril comentaba de un tal Pittaluga, que fue dado por muerto y "revivió" en camino al cementerio, y de otro caso, ocurrido el 15 de abril, en que un enfermero se pescó una borrachera y al ir a su casa se desvaneció y quedó sobre una calle, hasta que fue levantado por un recolector de cadáveres que lo arrojó a una fosa. El supuesto muerto tuvo la suerte de despertarse a tiempo, justo cuando comenzaban a rociarlo con cal.

El 7 de abril (era Viernes Santo) murieron 380 personas por la fiebre (y apenas 8 por otras causas). El Sábado de Gloria fallecieron 430 de fiebre. Del 9 al 11 de abril se registraron más de 500 defunciones diarias, siendo el día 10 el del pico máximo de la epidemia, con 563 muertes; debe considerarse que el promedio diario normal de muertes antes de la tragedia era de veinte individuos. Comenzaron a producirse además casos fulminantes, gente que moría uno o dos días después de contraer la enfermedad.

Ayudada por los primeros fríos del invierno, la cifra comenzó a descender en la segunda mitad de abril, hasta llegar a 89. Sin embargo, a fin de mes se produjo un nuevo pico de 161, probablemente provocado por el regreso de algunos de los auto evacuados, lo que condujo a su vez a una nueva huida. El mes terminó en definitiva con un saldo de más de 7.500 muertos por el flagelo, y menos de 500 por otras enfermedades.

El diario inglés The Standard publicó una cifra de víctimas fatales por la fiebre que se consideró exagerada y provocó indignación a los porteños: 26 000 muertos.

El doctor Guillermo Rawson afirmó que fallecieron 106 personas por cada 1000 habitantes, lo cual alcanzaría nada menos que 28.620 víctimas fatales: cifra también considerada muy alta. Es difícil establecer con exactitud la cantidad correcta, pero los datos de las fuentes más serias la cifran entre los 13.500 y 14.500.

El Monumento a los caídos de la fiebre amarilla erigido en 1.899, es el único monumento que existe hoy en la ciudad en memoria de la peor tragedia (por la cantidad de muertos en comparación con el total de la población) que haya sufrido Buenos Aires. Se encuentra situado en el lugar que ocupara el edificio de la administración del Cementerio del Sur (actual parque Ameghino), frente al hospital de infecciosas Dr. Francisco Javier Muñiz.


En medio de este parque, el monumento ostenta una inscripción central: “El sacrificio del hombre por la humanidad es un deber y una virtud que los pueblos cultos estiman y agradecen”.

En definitiva, nadie se percataba que el enemigo  mortal se encontraba frente a las narices de todos y a quien nadie le prestaba importancia: El Aedes Aegypti, un singular mosquito capaz de asesinar a millones de personas en corto plazo.

Desde 1881, gracias a las investigaciones del cubano Carlos Juan Finlay, se sabe que el agente transmisor de la fiebre amarilla es el mosquito Aedes Aegypti. 


Antes de esa fecha, los médicos atribuían la causa de muchas epidemias a lo que llamaban miasmas, emanaciones fétidas de aguas impuras que se suponía flotaban en el ambiente.


El Aedes Aegypti, causa además de la Fiebre Amarilla, otras enfermedades sumamente mortales conocidas como: Zika, Dengue, Chikungunya, Ébola y otras más!  Se recomienda no dejar recipientes que puedan contener agua o líquidos donde este insecto mortal se pueda reproducir.

lunes, 28 de noviembre de 2016

Alerta internacional para Autoridades Argentinas, Uruguayas, Brasileiras, y Triple Frontera.

Por Raúl Enrique Bibiano

ALERTA POR NIÑOS SECUESTRADOS EN CHILE ATRAVESANDO ARGENTINA RUMBO AL BRASIL.


Un Ciudadano Brasileño, se encuentra atravesando desde el paso fronterizo con chile  Pino Hachado en Neuquén, direccionado hacia Brasil utilizando la Argentina. El hecho ocurrió en la ciudad de Valdivia Chile,  optando en su fuga, ingresar por Pino Hachado, ingresado el 26 de noviembre de 2016 junto a sus niños secuestrados parentalmente y que es intensamente buscado por las autoridades del vecino país.

Un anterior hecho de esta naturaleza, ya había ocurrido en 2011, con la asesoría de un ex-marine de los Estados Unidos, razón por la cual, este individuo, estaba con restricciones judiciales para tener acceso a los menores. 

Es probable que este hecho, haya sido planificado con la intervención nuevamente de algún estratega del país del norte, dada las características que envuelven este nuevo caso de secuestro infantil.

Se trata del ciudadano Brasileño:  Flávio Víctor Rocha Do Santos (47) que lleva consigo a una niña y un niño cuyos nombres y edades son: Vanessa Andrea, de 8 años, y Felipe Daniel, de 6 respectivamente.
El teléfono celular de Rocha Dos Santos fue hallado "en un ómnibus, donde él mismo lo arrojó. Llegó a la frontera con un auto. En Argentina siguió con otro y suponemos que sigue cambiando de vehículo", pero no sabemos más que eso", comentó la fuente desde Chile. Se estima que el objetivo del secuestrados parental, se direcciona hacia algún paso fronterizo por donde acceder al Brasil y dirigirse hasta Sao Paulo, su ciudad para ocultar a los niños.
El hecho planificado, ocurrió a sabiendas que en Argentina habría un feriado largo que daría más posibilidades de cometer este hecho valiéndose de ello para acceder con facilidad y ganar tiempo para atravesar desde Pino Hachado hasta algún paso que le permita cruzar a Brasil.

domingo, 24 de julio de 2016

Un parásito submarino aterroriza a la humanidad.





Peligros Invisibles de la Región Amazónica que ahora están en ríos de cualquier lugar del Continente, por causa del cambio climático.


Se trata de El candirú (Vandellia cirrhosa), también conocido como candiro azul, canero o pez vampiro. Es un pez de agua dulce del orden de los siluriformes, perteneciente a la familia de los bagres, que habita en el Amazonas. Es especialmente famoso y temido por su agresividad en alojarse en los orificios genitales o excretores de sus presas, para alimentarse de su sangre. Puede llegar a alcanzar los 15 centímetros y es alargado y transparente, por lo que es prácticamente indetectable debajo del agua.

El candirú (o canero) es un parásito, principalmente de otros peces, aunque también puede atacar a otros animales más grandes, incluidos, de forma excepcional, los humanos. Una vez introducido en el animal huésped a través de alguno de sus orificios (en especial la uretra, la vagina, el ano) se instala en su interior, extiende unas espinas y comienza a alimentarse con su sangre. Parece ser que no la succiona, sino que se conecta con alguna arteria del huésped y hace que su sangre pase a través de su propio sistema circulatorio.

El candirú es especialmente temido por los nativos del Amazonas pues el pez puede introducirse por los orificios de un bañista desnudo. De ahí que exista la costumbre entre ciertas tribus de bañarse de espaldas a la corriente, y con los orificios cubiertos con las manos. Una vez introducido en el cuerpo, el candirú es prácticamente imposible de desalojar, si no es mediante cirugía. Los nativos también emplean la planta xagua, la cual supuestamente separa al candirú de su víctima y lo disuelve por completo.

El candirú se alimenta de la sangre mediante el uso de su boca como un aparato de sorber y mientras roe la carne con los largos dientes en su mandíbula superior. A continuación, desengancha sus aletas y se hunde hasta el fondo del río para digerir su comida. La alimentación de la sangre ha llevado a ganarse el apodo: el pez vampiro del Brasil.


Sin embargo, la razón de que el Candirú es más temida por los seres humanos, se debe a que es el único vertebrado conocido como parásito de los humanos cuya peligrosidad puede acabarlo mediante una hemorragia interna. Por otra parte, se dice que este pez, es adicto al gusto y el olor de la orina humana, y cuando los hombres o mujeres, están orinando en el rio, el Candirú es guiado por el olor, y en un segundo se hunde en la uretra, y luego se aloja en algún lugar del tracto urinario, de la que solo se puede extraer mediante una operación de urgencia en la que muchas veces, se debe amputar el el pene, resultando mucho más peligroso si la víctima es una mujer.

Pero esta amenaza invisible en el agua, no solo se encuentra en el Amazonas, (Brasil, Bolívia, Perú, Colombia y Ecuador) Pero ahora debido a los cambios climáticos, también puede encontrarse en otros ríos afluentes, cuyas aguas provienen de esa región, hacia el resto de América del sur, como Argentina y Uruguay. Es recomendable no beber aguas de ríos sin que estén debidamente hervidas y potabilizadas. Los peligros son mayores en los niños y niñas, que podrían alcanzar la muerte casi de manera inmediata.

Si en alguna ocasión visitas algún río o laguna, te recomiendo pensarlo dos o más veces antes de introducirte al agua sin tomar cada una de las debidas prevenciones para no ser víctima de este invasor que, podría resultar mortal.